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Por Lorena Rivero

El eje central de la política internacional de la segunda mitad del siglo XX ha ido desplazándose hacia países que estaban fuera de la lupa de los gobiernos del primer mundo. Esta rotación de intereses se ha acentuado con el devenir del nuevo siglo. China se ha convertido en una gran potencia capaz de proyectar sus negocios hacia países que necesitan inversiones extranjeras para poder salir adelante. Estos países son los africanos.

En noviembre del año pasado, se celebró en Shanghai, China, la Expo Mundial de Importadores (CIIE, por sus siglas en inglés); evento en el cual no solo había empresas de todo el mundo y de todos los rubros representadas sino que, también cada país presentó su stand institucional, entre los cuales, era notoria la gran cantidad de países africanos presentes, que se destacaron por su tamaño, belleza y variedad de productos.

El propio sitio oficial de la CIIE, reproduce parte del informe de este mes del Ministerio de Comercio Chino en el cual manifiesta que luego de 15 años de comercio ininterrumpido entre China y los países africanos, el volumen de negocios llegó a la suma récord de más de US$ 282.000.000.000. Esta plataforma piloto de negocios está proyectada para que en 2027 arroje los primeros resultados acorde a las expectativas a cumplir.

La proyección económica mundial de los países africanos puede variar según factores como el desarrollo, las políticas económicas y eventos globales. Algunos países africanos han experimentado un crecimiento económico notable en los últimos años, pero las condiciones pueden ser heterogéneas en la región. La estabilidad política y las inversiones pueden influir en la dirección futura de la economía africana.
La inversión china en África ha sido significativa en las últimas décadas, abarcando diversos sectores como la infraestructura, la minería, la energía y la agricultura. Grandes compañías chinas de telecomunicaciones, tales como Huawei, están actualmente instaladas en África. También son las grandes empresas chinas de construcción las que obtienen los contratos para realizar obras pedidas por los Estados africanos gracias a los préstamos chinos.

China busca asegurar recursos naturales, abrir nuevos mercados y fortalecer la cooperación bilateral. Sin embargo, esta inversión también ha generado debates sobre la transparencia, la sostenibilidad y las implicaciones a largo plazo para los países africanos. Es un tema complejo con diversas perspectivas.

Asimismo, China ha mostrado un interés creciente en África en el ámbito de la producción de alimentos. Este interés se centra en asegurar la seguridad alimentaria para su población en constante crecimiento y aprovechar las oportunidades que ofrece la rica tierra cultivable del continente africano. La inversión china en la agricultura africana a menudo implica acuerdos para el cultivo de tierras, desarrollo de infraestructuras agrícolas y transferencia de tecnología agrícola.

Sin embargo, este involucramiento ha generado discusiones sobre la gestión sostenible de recursos naturales, derechos de tierras y la dependencia de los países africanos de las inversiones chinas. Es un tema complejo que involucra consideraciones económicas, sociales y ambientales.

El derecho de tierras en los países africanos influye significativamente en los intereses chinos, especialmente en el contexto de la inversión y la agricultura. La adquisición de tierras por parte de empresas chinas ha generado debates debido a diversas cuestiones, como la tenencia de tierras, los derechos de las comunidades locales y la sostenibilidad ambiental.

Algunos críticos argumentan que en algunos casos, los acuerdos pueden llevar a la explotación insostenible de los recursos naturales africanos, mientras que otros sostienen que la cooperación con China puede ser beneficiosa para el desarrollo agrícola y económico.

La regulación y gestión eficaz de los derechos de tierras por parte de los países africanos son cruciales para equilibrar los intereses económicos y garantizar que las comunidades locales se beneficien de manera justa y sostenible. Este tema es complejo y puede variar según los países y las circunstancias específicas.

China tiene numerosos socios comerciales en África, y su presencia económica en el continente ha crecido significativamente en las últimas décadas. Algunos de los países africanos que son socios comerciales destacados de China incluyen, desde el punto de vista de los productos en general:

  • Sudáfrica: Tiene una relación comercial significativa con China en sectores como la minería, la agricultura y la tecnología.
  • Angola: Principalmente en el sector petrolero, pero también en infraestructuras y minería.
  • Nigeria: China está involucrada en proyectos de infraestructura, petróleo y gas, así como en el sector agrícola.
  • Kenia: Colaboración en proyectos de infraestructura, como ferrocarriles, y comercio de productos agrícolas.
  • Egipto: Relación comercial en sectores como la construcción y la energía.
  • Etiopía: Cooperación en infraestructura, manufactura y proyectos de desarrollo.
  • Argelia: China está involucrada en proyectos de construcción y energía.Angola: Principalmente en el sector petrolero y de infraestructuras.
  • Etiopía: Con inversiones en infraestructuras y manufactura.
  • Zambia: Con inversiones en minería y energía.
  • Ghana: En sectores como la minería y la construcción de infraestructuras.

Desde el punto de vista de los intereses en producto de minería, China importa varios minerales de países africanos para satisfacer sus necesidades industriales y de manufactura. Algunos de los minerales clave que China compra a los países africanos incluyen:

  • Cobre: China es uno de los mayores consumidores de cobre en el mundo y ha importado este mineral de países africanos como Zambia y la República Democrática del Congo.
  • Cobalto: Importado principalmente de la República Democrática del Congo, el cobalto es esencial para la fabricación de baterías, un componente crucial en la industria de vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos.
  • Hierro: China importa mineral de hierro de países como Sudáfrica y Mauritania para su industria siderúrgica.
  • Aluminio: Importa bauxita, el mineral de la cual se extrae aluminio, de países africanos como Guinea.
  • Minerales raros: China ha mostrado interés en minerales raros como el tantalio, niobio y elementos de tierras raras, y algunos países africanos poseen depósitos significativos.

La demanda de estos minerales está relacionada con el crecimiento económico y la expansión de sectores como la tecnología, la construcción y la energía en China.

China ha mostrado interés en varios productos alimenticios africanos debido a sus recursos naturales y potencial de exportación. Algunos de los productos que han captado la atención china incluyen:

  • Aceite de palma: África es un importante productor de aceite de palma, y China importa cantidades significativas para diversos fines, incluyendo la industria alimentaria y la producción de biocombustibles.
  • Soja y productos derivados: China importa soja para la alimentación animal y para la producción de aceites y harinas.
  • Cacao: Países africanos, como Costa de Marfil y Ghana, son grandes productores de cacao, y China muestra interés en este ingrediente clave para la fabricación de chocolate y otros productos.
  • Agricultura orgánica: China busca productos alimenticios orgánicos y de calidad, y algunos países africanos están incursionando en la agricultura orgánica para satisfacer esta demanda.
  • Frutas y vegetales: China importa diversas frutas y vegetales, y algunos países africanos han aumentado la exportación de estos productos.

Estos son solo ejemplos, y la relación comercial puede variar en función de diversos factores. La diversificación de los sectores de colaboración refleja la amplitud de la cooperación económica entre China y varios países africanos. La proporción exacta de exportaciones de cada país africano a China puede variar significativamente y está sujeta a cambios debido a diversos factores económicos y comerciales.

Más allá de lo estrictamente comercial, este intercambio de productos, inversiones y colaboración, entre un gigante que despierta y que al mismo tiempo, estimula a un continente devastado por las grandes potencias de occidente que han hecho uso y abuso de sus habitantes, de sus animales, de sus minerales, de su tierra y han puesto el pie sobre sus cabezas, con la intención de impedir su supervivencia, transformándolos en países zombis y dependientes de sus migajas; no solo cambia la inclinación del eje del poder mundial, sino que plantea un cambio de juego, de reglas y de naipes.

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